Desde que se disparó el uso de las redes sociales, muchas personas comenzaron a difundir datos de su vida privada. Pero en los últimos años se agregado el hecho de que los adultos comenzaron a exponer a sus propios hijos en la red.
Este fenómeno es conocido como sharenting, que consiste en esta conducta que resulta de publicar fotos, nombres, datos en general de menores de edad. En muchos casos, hay padres que abren cuentas de redes sociales para sus hijos cuando aun cuentan con pocos meses de haber nacido.
Hay algunos peligros que se deben tener en cuenta al subir información. En primer lugar, que no se protege al menor al no darle la posibilidad de elección de ejercer su derecho a la privacidad lo que puede tener consecuencias futuras si alguien hace un mal uso de los datos.
En segundo lugar, tenemos que pensar que Internet no olvida. Es decir, estamos creando una especie de historial de vida de los menores que luego podrá ser consultada por cualquier persona empresa o gobierno lo que puede significar que no consiga algún puesto de trabajo o una beca o que tenga problemas de relación con otros por datos del pasado. Internet dice quiénes somos, al menos para los que buscan datos.
En un sentido, el pasado nos condena. Debemos tener cuidado, hay que repetirlo, porque todo lo que se sube a la web, jamás se borrará.
Fragmento tomado del libro Cara y Cruz de la web (ver libro), de Darío Acosta
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