Fragmento tomado del libro Cara y Cruz de la web, de Darío Acosta
¿Qué es el ciberbullying?
Es una palabra en inglés, por ciberacoso, que se refiere al acto de atormentar y molestar a otra persona usando medios electrónicos como redes sociales, e-mail, blogs, páginas web, mensajes de texto, entre otros.
No es otra cosa que una nueva
versión del acoso tradicional que es conocido desde siempre. Aclaro que ser
conocido no implicó que fuera tratado por las instituciones escolares como un
problema grave hasta hace relativamente poco tiempo.
Estamos hablando de una agresión
intencional y repetitiva para declarar una desigualdad entre agresor y víctima.
Y las causas pueden ser varias pero generalmente se ha puesto el peso de la
culpa en el agredido conductas o características particulares. El sufrimiento
por acoso ha llegado a niveles de dolor y daño profundo que han derivado hasta
en situaciones de suicidio adolescente.
El mundo virtual no más que la ampliación
de esta problemática y ha incorporado los canales de comunicación que
utilizamos más comúnmente y están facilitando las prácticas de los agresores.
Por ejemplo, un estudio español
muestra cómo los casos de ciberbullying han crecido desde el 2010 al 2015. [1]
Comparando estudios de los dos
años, se puede apreciar que en 2010 un 15% de niños dicen haber sufrido
bullying mientras que en 2015 el porcentaje sube a un 30%. Crecimiento
preocupante.
También, explican los resultados,
que hay mayor probabilidad de que el acoso sea sufrido por niñas que por niños
y que el nivel de violencia o molestia tiende a disminuir con la edad. Es decir
que se sufre más en las franjas de edad más bajas. Esto implica la cantidad de
violencia como la percepción de la misma o el sentimiento de molestia ante el
bullying. La mayor incidencia de la violencia aparece en la franja de los 13 y
14 años.
En una encuesta realizada a más
de 500 docentes de Argentina en 2017, más del 50% confirmó la existencia de un
caso de ciberbullying en su escula. Pero hay un detalle que no es menor. El 39%
de los encuestados no sabe si hubo algún caso por lo que la tasa de acoso en
las escuelas podría ser mayor aún.[2]
Es interesante saber que si bien
el ciberbullying está creciendo sigue siendo una proporción menor que la que se
realiza cara a cara. Esto no disminuye la gravedad del problema que debemos
afrontar.
Redes sociales
Los adultos debemos transitar el
camino de aprendizaje de uso de las redes sociales con los niños y
adolescentes. Hay redes que tienen sistemas de contacto recíproco (como
Facebook) y otras que son abiertas (como Twitter o Instagram). Según el caso,
tendremos que ajustar las puertas de seguridad que nos ofrecen.
Debemos enseñar que no hay
problema en eliminar de los contactos a gente con conductas violentas o
agresivas.
No tenemos que tener miedo de
denunciar publicaciones ofensivas o violentas. Esto se puede hacer fácilmente
con las opciones que nos dan las redes. Y no hay por qué seguir manteniendo un
contacto con gente que agrede a otra. Es importante saber que las redes vigilan
la reputación de los usuarios y que pueden bloquearlo por uso indebido de la
misma por las protestas levantadas por otros usuarios.
En el caso de las redes abiertas
se pueden silenciar o bloquear contactos para no tener vinculación con quien
acosa en la web.
[1]
Estudio elaborado por el grupo de Investigación EU Kids Online de la
Universidad del País Vasco
[2]
Datos de www.argentinacibersegura.org
Para este tema y otros como Sexting y Grooming, ver libro completo AQUÍ
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